sábado, 28 de julio de 2018

Alfonso Román y el Síndrome de Estocolmo

Vaya por delante que apenas se ha notado el cambio entre la anterior (y en apariencia ilegal) Junta de Gobierno del CODEPA, encabezada por el  del fallecido (e imputado) Losa y la actual (esta ya manifiestamente ilegal) de Alfonso Román.
La verdad es que a peor no es que se pueda decir que se haya ido, más que nada porque más abajo no se podía ir. Mejorar la situación, tampoco ha mejorado un ápice, lógico en una junta ilegal que carece de validez y reconocimiento institucional.

Aún así, sorprende el entusiasmo con el que algunos ingenuos abrazan las nuevas tretas de estos trujamanes. Si quieren otro día les mencionamos el reguero de víctimas y afectados por Alfonso Román y sus secuaces, porque haberlos haylos y no precisamente pocos...

Pero bueno, hagamos un análisis de la realidad a la que este grupo de "desinteresados líderes enfermeros" nos ha llevado:
  • Las asambleas generales, el verdadero órgano de control del CODEPA, no se han celebrado. Tampoco es que con el equipo de Losa (en realidad es el mismo equipo, solo que sin el fallecido y algunos que han huido de ese avispero) las cosas eran muy diferentes: las convocatorias eran inminentes y en las fechas más intempestivas, no fuera que acudieran las enfermeras a enterarse de lo que se cocía en la calle Víctor Saenz... de hecho la última se celebró con agentes de seguridad (y grabación ilegal en vídeo) en el Colegio de Médicos. Desde que Alfonso Román ocupa ilegalmente ese sillón, las Asambleas directamente han pasado a mejor vida. Así no hay problemas.
  • Las cuentas son iguales. Igual de opacas, claro está. Nunca se sometieron a aprobación, algo obligatorio según los Estatutos del CODEPA, así que ahora como no hay asambleas, pues no hace ni falta. Eso sí, se siguen pagando cantidades astronómicas en conceptos "extraños" como asesorías, abogados para fines particulares (generalmente para los pufos de sus juicios), y por supuesto los casi 50.000 euros anuales a Alfonso Román y los casi 100.000 a la parienta del inefable imputado. Esto último por medio de la socorrida empresa interpuesta BV encargada de la innecesaria revista Impulso (que tampoco ha cambiado mucho, sigue siendo igual de absurda). Ah!, claro está, se sigue pagando religiosamente el 33% de las cuotas al CGE, no vaya a ser que se enfaden de verdad y los desalojen.
  • Los presupuestos siguen iguales, esto es una suposición porque aunque hayan sido rechazados desde hace años (aún vivía el imputado Losa), y se les haya ocurrido eso de prorrogarlos sin tener que presentar otros para su aprobación (en las asambleas que ya no se hacen), el caso es que nadie conoce cuáles son los presupuestos del CODEPA. Ni la Junta ilegal, ni el CGE los han hecho públicos (y es obligatorio, y se ha solicitado). Uno quisiera poder tener la certeza de que no se presupueste más de lo necesario en cosas como salud capilar y asesoría estética del ilegal Presidente. Tampoco es que lo podamos asegurar, confiamos en la Providencia... 
  • La representatividad y el liderazgo, siguen al más bajo nivel. No ha habido cambio de tendencia, aunque se empeñen en aparentar lo contrario con reuniones inexistentes o directamente inventadas, sin actas ni nada que se le parezca. Se han solicitado, no al CODEPA sino a aquellos con quien han dicho haberse reunido, y casualidad, todos dicen que no ha habido nada de nada. Así la cosa, lo siguiente podría ser crear un grupo de trabajo para hallar vida interplanetaria o para reunirse con Bill Gates (sin que el mismísmo Bill Gates sepa nada de esto)... tal vez esté pasando ahora mismo, vaya usted a saber.
Así que podemos decir que salvo el corte de pelo, nada ha cambiado para la Enfermería. Seguimos esperando que la legítima Junta de Edad comience a ejercer como tal, en su verdadera y legítima sede, con los recursos humanos y materiales que legalmente les corresponde, y todo ello en beneficio e interés del colectivo a quienes legítimamente representan.
Un cambio tan demorado como necesario. El CGE parece mucho más interesado en atender inconfesables intereses particulares que en liberar a la Enfermería asturiana de este bochornoso secuestro corporativo al que hemos sido sometidos por Alfonso Román y sus secuaces.
Mientras estos granujas siguen vaciando las arcas del CODEPA para sus chiringuitos y amiguetes, las enfermeras seguimos viendo como cada vez tenemos menos presencia institucional y nos vamos alejando de los núcleos donde se toman las decisiones que nos afectan.

Aunque a algunos les ciegue el brillo artificial que desprende un animal político como Alfonso Román, ese Síndrome de Estocolmo no va a llevarles a buen puerto. Otros han acabado magullados por arrimarse a malas compañías, algunos sin ni tan siquiera saber que eran utilizados contra su voluntad. Por muchos procedimientos penales que provisionalmente se cierren, los hechos nunca podrán ocultarlos, y ahí dentro huele demasiado a podrido. Es la hora de abrir las ventanas y despejar el futuro de la Enfermería. Un futuro en el que no se vislumbra a este tipo de sujetos.





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