
¿Se acuerdan de cuando una de las condiciones que nos puso la Unión Europea para pagarnos el "rescate" a la banca y sistema financiero español era la de meterles mano a los colegios profesionales? Aquí la noticia "La nueva norma que prepara el Ejecutivo pretende reducir las obligaciones y los costes de colegiación. Además, reforzará los derechos de los colegiados, mejorará el gobierno corporativo de los colegios, incrementará la independencia y la transparencia de los colegios". Vamos que algún chiringuito iba a tener los días contados...

Empezaron los movimientos telúricos, lobbies corporativos y toda clase de presiones y mercadeo para dejarlo en una mera anécdota que contar a los nietos. Así en abril de 2015 la reforma de los colegios profesionales no era más que un mal recuerdo. Aquí la bajada de pantalones
Este giro provocó una catarata de palmadas en la espalda de la clase política así como descacharrantes afirmaciones sobre el respeto a la Ley y derechos de los profesionales y usuarios.
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Total que una vez más, y para el caso que más nos importa que es el nuestro, cuando interesa se pide el respeto y protección de la Ley.

Cuando esa música interesa, recuerdan su carácter de corporación sujeta al derecho público y que si tienes algo que reclamar que inicies un procedimiento contencioso-administrativo... con todo lo que eso supone.
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Cuando la música de ser una entidad de derecho público, interés general etc. no interesa, entonces te recuerdan que son entidades privadas, un club de amiguetes con una misma profesión aunque de permanencia y pago obligatorio, y que se rigen por sus normas internas. Normas que han diseñado a su gusto y ajenas a cualquier atisbo de transparencia o participación. Ah, y que si tienes algo que reclamar que les pongas una demanda civil, penal o mercantil, vaya usted a saber.
Aclarador reportaje, pulse y vea el percal«El colegio es una empresa privada y siempre vas a ir a la persona más cercana si buscas a alguien para la limpieza», remató Emilio Losa. Puede leerlo aquí
Más entradas sobre algunas triquiñuelas y sus efectos:
Así pues, tenemos una entidad híbrida, que por su doble condición de pública y privada, hace lo que le da la gana sin que nadie pueda someterla a control. Nadie, excepto sus miembros. Algo de esto hemos tratado al compararnos con otras profesiones, que tienen unos estatutos y una participación de los colegiados que para sí querría cualquier enfermera de España: El helado equivocado
Así vemos cómo en Asturias, los presupuestos son mayoritariamente rechazados año tras año por cientos de enfermeras indignadas, pero sin embargo la Junta de Gobierno los prorroga sin ruborizarse y luego gasta el dinero de las enfermeras como le viene en gana sin explicarlo ni someterlo a la obligatoria aprobación en la Asamblea General.
Todo esto y muchas otras cosas llevan siendo denunciadas pública y judicialmente, desde hace varios años. Los poderes públicos, lo conocen y miran para otro lado como si ellos no pudieran hacer nada.
Pero la verdad es que pueden y deben intervenir en esta lamentable situación. Porque, y esto es relevante, los colegios profesionales los pagamos todos:
Por una parte los sufragan los propios colegiados, a quienes se les obliga a inscribirse y pagar las cuotas en el colegio de su provincia. Por el otro, las pagamos todos los ciudadanos vía impuestos, ya que un 20% (48 euros) de las cuotas colegiales se desgravan en el IRPF, coste que sufragan los ciudadanos (y aquí nuevamente están incluidos los colegiados).
Esa desgravación de las cuotas colegiales (y sindicales, no lo olvidemos) viene justificada por la especial función que estos desempeñan para la sociedad. No es de recibo que las administraciones públicas consientan por acción, omisión, clientelismo o chantaje, los desmanes que las enfermeras llevamos años soportando.
Ya es hora de que atiendan ese clamor que les exige el control sobre personajes que se creen por encima del bien y del mal, que confunden continente y contenido, creyendo que el cargo que ocupan y la institución que representan les pertenece.
En España existe afortunadamente la separación de poderes y la democracia como forma de gobierno. Algo que, viendo cómo se comportan en ciertos colegios profesionales, hay algunos que no tienen nada claro. Por la parte que me toca, yo he tenido que soportar amenazas (incluso en el juzgado) e insultos (entre otras lindezas) contra mi persona, publicadas en la prensa local y difundidas a todos los enfermeros colegiados asturianos. Y lo que es, peor sufragados con el dinero de cuotas como la que por ley estoy obligado a abonar. Si ya me han amenazado, públicamente y en prensa, no ya con ser expedientado sino con que se me había abierto expediente del que aún desconozco medio año después cualquier detalle, no quiero pensar qué será de la Enfermería si prosperasen los estatutos-mordaza. Es obligación de las instituciones el velar por el respeto a esa separación de poderes. Desde aquí reclamo a los poderes públicos que se pongan manos a la obra y redacten una Ley de Colegios Profesionales autonómica que permita acabar con chiringuitos como el montado por la Junta de Gobierno del CODEPA.
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