martes, 3 de noviembre de 2015

Prescripción enfermera: ¿qué problema tenemos?

        Aunque suene raro, lo primero que hemos pensado al ver el cuento de la prescripción enfermera es ¿qué problema tenemos? Creemos que ninguno.  
Vamos a tener el problema que nosotros queramos con el decreto de la prescripción enfermera. Ni más ni menos.
Esta idea tan “cruda” tiene su reflexión, aunque no lo parezca.
Todo parte de un texto que nos gustan mucho, de Juan Hernández Yáñez y su tan socorrido blog para estas situaciones de caos enfermeril.
Aquí pongo un fragmento de su entrada “El espíritu de la colmena

“En el caso de las enfermeras, el espíritu de la colmena está telúricamente conformado a partir de un sistema cultural, ideológico y afectivo basado en unas señas de identidad muy cerradas y muy bien descritas que definen en qué consiste ser, cómo debe comportarse, y hasta qué debe sentir, una buena abeja. Faltar a ese código sagrado supone, más allá y más eficazmente que cualquier código deontológico, ser desposeído de la cualidad de abeja, denegado el acceso a la colmena y condenado a errar por el inframundo biomédico.

Lo jodido de este código es que obliga, no a ser una buena enfermera, sino una auténtica heroína cada minuto de cada día de trabajo: es “lo que se espera” de ti, una forma de colectivismo que es grabado a fuego en las escuelas y facultades de enfermería y que pretende gobernar, no solo conductas, sino también valores, actitudes y sentimientos íntimos.[…]

Mi tesis, creo que suficientemente conocida, en su momento revulsiva, pero hoy bien metabolizada hasta parecer irrelevante o divertida (“cosas de sociólogos”), es que todo esto es muy dañino para el 90% de las enfermeras. Sin duda conviene a algunas élites intelectuales y corporativas que hacen chantaje a la sociedad y al poder a través del uso manipulador del coraje y la entrega de decenas de miles de enfermeras asistenciales, apropiándose de su labor y creando el discurso tópico: “somos” la columna central del SNS porque “estamos” 24 horas al día, 365 días, al año, junto al paciente; pero ello ni “son” nada ni, mucho menos, “están” nunca (ni se los espera).

El fragmento de esta entrada es muy acertado y es recomendable que toda enfermera viviente lo lea con mucha tranquilidad, y dos o trescientas veces,  porque es LEY.
Lo que viene a decirnos Juan es que la imagen de angelitos salvadores que arrastramos desde hace muchos años, imagen que a muchas aún les encanta, es nuestra tumba. 

Estamos, o están, obsesionados con "recetar" o "que recetemos", cuando la realidad está en que una parte importante de la sociedad realmente aún no nos considera "auténticos profesionales". Recordemos, somos "abnegadas cuidadoras", un mero apéndice de la profesión médica. Somos "la niña", "la nena" o "la chica"... Aún nos falta mucho para ser respetados como profesión y a posteriori, que se nos considere. Esta idea es discutible total o parcialmente, pero existe.
Demos gracias a nuestros más ilustres representantes colegiales por gran parte de la situación que tenemos...
Una cosa tenemos clara en AEA, este decreto no nos humilla, sólo hace oficial una humillación ya existente.




Desde la “cacicada”, tal y como la califica el señor Máximo González Jurado en relación al texto que le ha colado en el último minuto el señor Ministro (se debía pensar que la OMC se chupa el dedo y se iba a quedar calladita…) todos nos hemos rasgado las vestiduras.
Por todas partes salen y saldrán escritos para mostrar el rechazo a esta aberración.
Nuestro gran ojo de Sauron pedirá a grito pelado sus famosas medio millón de firmas, que si  huelga, que si denuncias al ministro, que si… todo es un error. No es el camino.

Creemos que la enfermería no es consciente de que esto se arregla "mas rápido que deprisa"¿Cómo?, pues invirtiendo la realidad que tan bien describe Juan y despojándonos de las alitas de ángel, quitándonos la cofia y la cara de cuidadoras abnegadas que trabajan por puro amor al prójimo.
Así de simple y así de complicado.

Las interpretaciones al decreto (aún no publicado, pregúntese usted por qué...) son encontradas. desde las mas trágicas y apocalípticas hasta las mas "moderadas".
¿Qué pensamos nosotros?. Que da igual. Que ni la vida va a seguir (o debería seguir) igual ni tampoco se va a acabar el mundo.
La solución siempre a estado en nuestra mano. Y no me refiero a eso de "la imagen se hace día a día en nuestro trabajo....", que también. El tema del liderazgo enfermero es otro plato a cocinar.
No, la defensa de nuestra profesión se hace desde las instituciones, no nos engañemos. Desde nuestro trabajo ya está archidemostrado lo que somos, lo que hacemos y lo que podemos hacer.
Nuestro problema es la representación y defensa tan desastrosa que tenemos y que nos merecemos, ojo.
La enfermera tiene lo que tiene, porque es como es.
Somos seres dóciles, desunidos,  jamas protestamos (salvo en petit comité), pagamos cuotas MUY BIEN y fuera de su esfera, pocas tienen intereses profesionales mas allá. Y eso los señores que nos representan lo saben. ¡Vaya que si lo saben!.
Y esta afirmación no es alegre.
Compañera, mira a tu alrededor. Tu colegio es el organismo que te aglutina y te representa. TE GUSTE O NO.
Tu colegio está presente en las asambleas que organiza ese señor del Consejo General de Enfermería, si, ese que se reúne con el Ministro representándote A TI.
Ese señor que si lo conoces, cosa que dudamos, te pide una huelga. Ese señor que dice que le llaman "Hijo de puta" por twitter y que por eso lo tienes que purgar tú con unos estatutos jamas vistos (y que no has leído). ESE.
Pues ese señor depende directamente de los presidentes colegiales, como el tuyo.
Ahora pregúntate, ¿conoces a tu presidente?, ¿cómo se llama?, ¿cuántos años lleva allí?, ¿has votado a ese señor?, ¿cuántas veces has ido a tu colegio?, que narices... ¿has votado alguna vez en tu colegio?, ¿conoces tus estatutos?, ¿has ido a alguna asamblea de tu colegio?, ¿sabes si ha existido alguna candidatura alternativa a lo que tienes ahora?,...vamos, ademas de pagar cuotas domiciliadas y algún curso...¿qué sabes de tu colegio?
Pues la mayoría creemos que contestará a todo que "no" y "no se", y lo peor, aun con lo que tenemos encima,... poco nos importa.
En conclusión, ¿queremos cambiar las cosas?. Hagamos de nuestro trabajo eso, trabajo profesional, no ayuda incondicional a nuestros congéneres por encima de nuestras condiciones y malos tragos.
Busquemos también liderazgos.
Y por otro lado, cambiemos la representación. Ya está bien, nuestros COEs no deben ser cortijos. Se han de acabar las elecciones resueltas en una semana, las provincias sin estatutos, juntas directivas desde hace 30 años,... en nuestra mano está.

Y aquí la muestra de lo que decimos: Nuestro Ministro: Minuto 34. "...no creo que vaya a ocurrir nada de eso por que al final...los enfermeros son responsables..."
Pues ya lo dice el propio ministro, al final,...somo los que somos y siempre estaremos bien calladitos y haciendo LO QUE HAGA FALTA.. 

Ahora nos toca jugar a nosotras. ¿Ángeles o enfermeras?


4 comentarios:

  1. Enhorabuena, Marcos, por tu crudeza que no es sino lucidez y por tu mala leche, que no es sino justa indignación por parte de quienes sí estáis en esta ingrata lucha por lo evidente y que a pesar de que tenéis que estar más que quemados os levantáis cada día con las pilas puestas (y muchas gracias por la amable referencia a mi "metáfora enfermera"). Poco a poco irá (iréis, iremos) cambiando este estado de cosas. Fijo. Un abrazo y hasta muy pronto.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo. Ay, los colegios, qué rémora...!

    ResponderEliminar
  3. Muy de acuerdo con esta entrada. Ya me preguntaba si era yo de los pocos que pensaba así. Con tanto buenísimo santurrón que sustituye a la postura de profesional sanitario, no vamos a ningún sitio. Ahora bien, tenemos que exigir que políticos impresentables y responsables del colectivo dudosos no nos corten las alas como profesión, dejándonos ejercerla hasta sus últimas consecuencias.

    ResponderEliminar

Gracias por compartir tu opinión. Siempre nos enriquece.