Actualmente
está en audiencia e información pública el Anteproyecto de Ley del
Principado de Asturias de Salud; de hecho estos días se informa del
mismo y consulta en la comisión de salud de la Junta General, y se
ha invitado a la representante del Colegio de Enfermería.
Participar
de un modo u otro en la elaboración de una ley que afecta a tantas
personas, y en el ámbito de la salud es una enorme responsabilidad,
que probablemente requeriría de un soporte diferente, y una forma de
trabajo que sacara todo lo que las enfermeras tenemos para aportar en
una norma de la que puede depender la salud de los asturianos en las
próximas décadas.
Se
trata, al menos de inicio de un texto muy ambicioso, no es una ley de
sanidad, se trata de una ley de salud, nada menos, y es que en la
exposición de motivos ya se hace un diagnóstico bastante acertado
de la situación a la que nuestra sociedad se va enfrentando y por
qué el enfoque debe ser de “Ley
de salud”
Es
verdad que en la exposición de motivos se echa un poco en falta
profundizar en el futuro de la atención socio-sanitaria, la
ancianidad, la dependencia y la institucionalización, pero creemos
puede quedar recogido en el reto de la cronicidad. También se echa
en falta el reto de la salud mental y la progresiva migración del
campo a la ciudad y las evidentes diferencias de servicios entre las
grandes ciudades y los medios más rurales.
El
caso es que se propone un enfoque más centrado en la salud que en la
asistencia sanitaria, lo cual nos parece muy acertado, una mayor
implicación en la atención primaria y socio-sanitaria, en la
educación para la salud, intervención en determinantes de salud,
participación de la comunidad,… Esa música nos gusta, centrar en
la prevención más que en la asistencia, coordinar recursos de la
comunidad,… suena muy bien (Aunque llevamos oyendo esta melodía
mucho tiempo…)
Pero
cuando llegamos al cuerpo de la Ley, nos encontramos con una especie
de refrito entre copia/pega de textos legales, cosas que se están
haciendo, referencias únicamente al sistema sanitario y su
funcionamiento, y vaguedades y brindis al sol muy poco estructurados
ni organizados.
Se
trata de una Ley vieja, poco innovadora, poco arriesgada (Ya sé que
una ley no tiene que serlo), y sobre todo poco útil… Para hacer
esto no hace falta una ley… o al menos eso nos parece a nosotros.
Bueno, si es ley, que la llamen de sanidad, no de salud.
Todo
o casi, se refiere al sistema sanitario público, en contadas
ocasiones se tiene en cuenta al sistema educativo, al sistema
socio-sanitario, a las administraciones locales o a la comunidad.
Viejas recetas y viejos conceptos (Hablar de licenciados y diplomados
a estas alturas? Art. 96). De hecho cuando se habla de gestión por
competencias se hace de una forma poco concreta y a nuestro parecer
poco seria y real. La gestión clínica, el gran caballo de batalla
de la consejería en los últimos años se menciona de soslayo,
simplemente referido a método incentivo…
Ninguna
referencia a cómo se articulará todo, cómo se coordinará con el
sistema socio-sanitario, con el educativo, muchas comisiones y
órganos que ya existen (Observatorio de salud, Vigilancia
epidemiológica, nuevas tecnologías, uso racional de medicamentos,…)
pero poca estructuración y relaciones entre las mismas.
En
cuanto a la gestión, se siguen las mismas recetas de siempre,
nombramientos a dedo, calidad como aspecto meramente ornamental, y
dos niveles asistenciales de siempre, eso sí (entiéndase la ironía)
Ahora perfectamente coordinados…
Poco
se habla de la salud mental y creemos que debería desestigmatizarse,
de la atención al anciano, de nuevos retos, nada de seguridad de
pacientes, muy levemente de educación para la salud,…
En
definitiva, un anteproyecto de ley con lo de siempre, tan
medicalizada y especializada como siempre, sin dar respuesta a los
retos que el mismo propone. Una ley de sanidad con mucho que pulir,
esperamos no sea una oportunidad perdida y que las enfermeras podamos
aportar algo más, poner todas nuestras competencias al servicio de
la sociedad.
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