Como enfermeras,
una de nuestras herramientas de trabajo son los ya conocidos “Diagnósticos de Enfermería”. Apreciados por unos y detestados por otros,
los diagnósticos, nos guste o no, son la herramienta más extendida a la hora de
trabajar y registrar en la mayoría de los sitios donde exista presencia
enfermera, por lo tanto todos sabemos de que hablamos.
Tras todo lo
ocurrido durante la Asamblea del Colegio de Enfermería, las incoherencias en
las explicaciones del presupuesto por parte de la Tesorera, la ausencia
injustificada (posiblemente preventiva ante lo que se le avecinaba) del asesor
económico, las faltas de respeto del Presidente a todos los allí presentes, el
“missing” del Vicepresidente y escaqueo del resto de la Junta Directiva,… y por pura deformación profesional, lo primero
que se me ha venido a la cabeza con todo este despropósito ha sido “estamos
enfermos y necesitamos curación como profesión más rápido que deprisa”. Y para
eso hace falta un diagnóstico. Y no me refiero a un diagnóstico médico, me
refiero a etiquetarnos con un Diagnóstico de Enfermería.
Aplicarnos un
diagnóstico de enfermería es perfecto, sobre todo por ésta definición, entre
todas las existentes, de los que es un Diagnostico de Enfermería. Marjory Gordon (1990): Un diagnóstico
de Enfermería es un
«problema de salud real o potencial que los profesionales de enfermería, en
virtud de su formación y experiencia, tienen capacidad y derecho legal de
tratar». Los diagnósticos de Enfermería son, por lo tanto, problemas que pueden prevenirse, resolverse o
reducirse mediante actividades independientes de enfermería.
¿Por qué he creído
conveniente aplicar un Diagnóstico de Enfermería a toda la profesión enfermera
asturiana en relación a la situación con su colegio profesional?, pues porque
es evidente que nuestro gremio está
enfermo, sufre un problema REAL (Apatía, desinformación, desunión,…) y a su vez
ÚNICAMENTE nosotros somos los capacitados
para solventarlo mediante nuestra intervención de forma totalmente INDEPENDIENTE.
No cabe que esta situación Kafkiana del colegio nos la venga a resolver un juez, un abogado, un médico o un
fontanero.
Una vez que tenemos claro que esto es cosa nuestra y que sólo nosotros
podemos arreglarlo, lo que nos queda es encajar el diagnóstico más adecuado
para poder tratarnos de la manera más adecuada, en este caso como gremio. Para
mí el diagnostico que deberíamos llevar todas las enfermeras escrito (sobre
todo las ausentes más que las presentes en la asamblea) es “DEFICIT DE CONOCIMIENTOS RELACIONADO CON
FALTA DE FAMILIARIDAD”.
La
definición de Déficit de conocimientos es “Carencia
o deficiencia de información cognitiva relacionada con un tema específico”.
Partiendo
de la base de que en Asturias somos más de 6000 enfermeras colegiadas y que a la
última Asamblea han acudido, siendo un éxito rotundo y tremendo, cerca de 200,
no me cabe otra que pensar que 5800 no tienen el conocimiento suficiente sobre
la gravedad de la situación dentro de su organización colegial. Colegio que
están obligadas a mantener con sus cuotas periódicas. Sí o sí.
Por
lo tanto, es obligación de las enfermeras que sí tenemos información sobre el
triste panorama que hemos visto el día 31 de Diciembre dentro de esta institución
a la que TODOS estamos obligados a mantener, el desarrollar este diagnóstico
sobre nosotros mismos como profesión,
todo lo que sea posible. Para que en las siguientes ocasiones y por muchos
años, 200 personas sea una cifra anecdóticamente baja.
Que
cada cual desarrolle las intervenciones N.I.C que considere más adecuadas sobre
sí y sus compañeros. Los criterios N.O.C los podremos evaluar en la próxima
asamblea.
Marcos
Lastra Félix
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